El teatro de los sueños en Bogotá

Como la Primera vez

Por: Andrés Manjarrés


 En la Carrera 30 con Calle 57 se encuentra uno de los campos de futbol más importantes de la ciudad de Bogotá, y donde todos han querido cumplir un sueño, ese sueño que la mayoría de niños tienen de poder llegar al futbol profesional con su equipo favorito, y que en este caso recibe a los dos equipos más grandes de la capital, Millonarios y Santa Fe, que tiene una capacidad de 36.343 espectadores y que ha recibido torneos tan importantes como la Copa América en cuatro oportunidades o la Copa Mundial sub-20 en el 2011, donde resaltaron figuras como James Rodríguez, Luis Muriel, Philippe Couthino y Oscar.


Panorámica del estadio Nemesio Camacho El Campin


El llegar al estadio genera nerviosismo desde que uno ve el cubo de Colsubsidio, uno empieza a entrar en ambiente de partido, y al llegar y ver los caballos de la policía, esos gigantes sementales que lo hacen sentir a uno como una hormiga o los vendedores ambulantes que cada ocho días cambian su mercancía dependiendo de que equipo juegue ese día, hasta el señor de las capas que mientras uno va haciendo la fila para entrar pasa diciendo "lleve la capa, no se moje".


Ya cuando se llega a las puertas del estadio y empiezan a pedir el carnet de vacunación y la cedula para ingresar, donde ya se escucha los bombos y alientos de las personas, la voz del estadio que al inicio es animadora pero que al minuto 85" cuando habla del sistema de evacuación del estadio, es un fastidio. O los vendedores del estadio que se inventan los precios en el entretiempo cuando todo esta copado. Pero que le da ese toque al ambiente futbolero que tanto se extrañaba.






Ya con el estadio lleno y los actos protocolarios corriendo la multitud empieza a enloquecer con las diferentes actividades que son frecuentes en el acompañamiento de los himnos, como los banderazos, el humo, la pólvora y los gritos de ¡¡¡Bogotá, Bogotá, Bogotá!!! 



Es increíble cómo un lugar puede generar tantos sentimientos en tan poco tiempo, pues son noventa minutos en los que tienes que cantar, saltar, gritar, aplaudir. esa sensación del hincha que así su equipo lleve una mala racha, sigue apoyando y que aunque salga con un mal resultado a los quince días lo vuelven a ver allá, este es el verdadero amor que uno puede sentir.











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